Pepe Rodríguez

Índice temático:

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... algunas opiniones más sobre César Vidal Manzanares...


El autor de este web conoce muy bien al tal César Vidal Manzanares, al que tuvo que tratar (muy poco, afortunadamente) a partir de 1987, cuando ese sujeto todavía no era nada ni nadie y pretendía hacerse un espacio entre los expertos en sectas.

Por aquel entonces Vidal era el patrón de una sectilla denominada IJZYS, conformada por sí mismo, que pretendía apartar de la herejía a miembros de sectas cristianas para hacerles ver la luz en su propia secta evangélica.

De esos tiempos quedaron gloriosos y pretenciosos informes en los que César Vidal se presentaba como el no va más de la expertez "anti-sectaria". Todos los que trabajábamos en ese ámbito le vimos inmediatamente el plumero y algunos le escribimos protestando ante las manipulaciones que protagonizaba y la cara dura que tenía al incorporar como propios muchos textos, datos y reflexiones que eran de otros (ver la carta que le envié el 17 de julio de 1987; documento jpg de 79 KB).
Ese pecadillo de olvidarse, en sus trabajos, de citar las fuentes en las que más que beber e inspirarse come con voracidad y sin límite, se hará norma en su vida... o eso al menos denuncian quienes tienen el discutible gusto de leer sus pornográficas incursiones por el campo histórico (ver crítica de un historiador).

César Vidal, que ya entonces apuntaba maneras prepotentes y una demagogia y torpeza ideológica que abrumaba, no logró colocarse como "experto" en sectas en el bando de los estudiosos laicos y académicos, pero pronto contrataron sus servicios de predicador y demagogo todo terreno desde una Conferencia Episcopal Española que veía como la Iglesia católica perdía miembros sin parar mientras que las iglesias protestantes los incorporaban también sin cesar.
Hecho ya todo un figurín por los obispos católicos, César Vidal, agradecido con los mitrados que le daban de comer, viró de forma acelereda y sin reparos hacia la extrema derecha, un pastizal en el que vio abierto el cielo y las carteras. El tal César, que sabe conjugar muy bien su inteligencia (que la tiene, y no poca) con su falta de escrúpulos (que no le va a la zaga), acabó haciendo un carrerón. Y ahí está, colocado como el paladín de los predicadores mediáticos ultrareaccionarios. Gloria bendita para la extrema derecha ultracatólica española... y hasta fue invitado a la boda del príncipe Felipe con la que fue periodista y ahora es princesa Leticia; y no cito la boda por envidia (siempre me he negado a disfrazarme de pingüino y, lamentablemente, no podría ir a esos saraos... ni espero que me inviten jamás, claro), sino para que el lector reflexione sobre el nivel de amistades que tiene tan real pareja.

Como me produce náuseas hablar de este sujeto, dejaré que otros aporten su visión sobre este corifeo de la ultraderechona católica española. Reproduzco a continuación un mail recibido no hace mucho que recoge algunas informaciones sobre César Vidal y su, digamos, trabajo.

Artículos:
1. César Vidal pide la "pena máxima" para Zapatero
2. César Vidal, acusado de poco riguroso
3. El historiador de la derecha, de izquierdas hace 10 años
4. Ynestrillas considera a César Vidal y Losantos exponentes de la ultraderecha
5. César Vidal frente al Islam

De: "j" <xxxxxxxxxxxx@ya.com>
Para: <"Undisclosed-Recipient:;"@correo.canalpyme.com>
Asunto: LOS DICHOS DE CESAR VIDAL EL ESCRITOR EVANGELICO ADMIRADO POR LA EXTREMA DERECHA
Fecha: domingo, 13 de agosto de 2006 13:20

César Vidal pide la "pena máxima" para Zapatero

M.M.

http://www.elplural.com/politica/detail.php?id=4854


César Vidal pidió el pasado lunes en la COPE la "pena máxima" para Zapatero por "traición a la patria" por lo que considera, en su opinión el anuncio del "comienzo de la negociación con ETA en los términos de ETA" por parte del presidente. "Si en vez de en la España actual, Rodríguez Zapatero y los que lo respaldan hubieran vivido en la Roma republicana, sus conciudadanos los hubieran considerado traidores a la Patria y, sin dudarlo un solo instante, hubieran ejecutado en ellos la pena que estipulaba la Lex Apulella de Mayestate", concluyó en su editorial del programa La Linterna, que presenta de lunes a viernes en la emisora episcopal. No es la primera vez que se utiliza el púlpito de la radio de los obispos para pedir la cabeza del jefe del Ejecutivo. Hace unos meses, su compañero de La Mañana, Federico Jiménez Losantos, animó al tiranicidio.

Para Losantos, la actitud del presidente frente a la OPA de E.On sobre Endesa "amenazando" a los alemanes para que no invirtieran en España justificaba adoptar "soluciones drásticas" al estilo del Padre Mariana, el jesuita del Siglo de Oro español que defendía el tiranicidio. Por su parte, César Vidal, se traslada a la época romana para explicar la gravedad de los delitos de Zapatero.

Vidal, -uno de los máximos exponentes del revisionismo histórico utilizado por la derecha para, entre otras cosas, culpar a la izquierda de la Guerra Civil- destacó una serie de "declaraciones de extrema gravedad" que justifican su petición. Entre ellas, el aval dado por Zapatero al "propósito de Patxi López de empezar a negociar con ETA en los términos de ETA", algo que implica, en su opinión, que "en contra de lo señalado por el propio Rodríguez Zapatero, no habrá primero paz y luego discusión política sino que ambos procesos, como siempre ha deseado la banda terrorista, irán en paralelo".

Vidal acusa
El presentador de La Linterna, utilizando argumentos similares a los del PP, da por hecho que el PSOE está negociando con los terroristas y que "el Gobierno de Rodríguez Zapatero ya no espera al consenso de todas las fuerzas políticas ni tampoco a una autorización parlamentaria". Denuncia asimismo que esta negociación no es nueva, sino que "hunde sus raíces en conversaciones mantenidas por los socialistas con la banda terrorista cuando ésta causaba la muerte, incluso a sus compañeros de partido".

Pena capital
Todos estos motivos son suficientes, según el periodista de la COPE, para juzgar a Zapatero por "traición a la patria", un delito que en la época romana, incluía también "ayudar al enemigo". "Era traición proporcionarle consejos o noticias, era traición el negarse a encarcelar a alguien que perteneciera a sus fuerzas, era traición el no plantarle cara, era traición el tardar en combatirlo y era traición, en fin, el proporcionarle cualquier tipo de respaldo moral o material que le permitiera avanzar en la consecución de cualquiera de sus metas", explicó Vidal quien añadió además que en todos estos casos sólo existía un castigo, que era la "pena máxima".

Acuerdo con los terroristas
Vidal concluye que el "objetivo primero" del Gobierno de Zapatero es "llegar a un acuerdo con la banda terrorista que ha privado de la vida a un millar de españoles". Y por tanto, "de manera objetiva e irrefutable, está colaborando con los enemigos del Estado para que alcancen sus objetivos, unos objetivos que incluyen el desmembramiento de España y la liquidación de lo que ellos denominan el Estado posfranquista".

ZP, traidor a la Patria
La conclusión del historiador favorito de la derecha es clara: "José Luis Rodríguez Zapatero tiene mucha suerte, hay parte de verdad en ello. Y es que, si en vez de en la España actual, Rodríguez Zapatero y los que lo respaldan hubieran vivido en la Roma republicana, sus conciudadanos los hubieran considerado traidores a la Patria y, sin dudarlo un solo instante, hubieran ejecutado en ellos la pena que estipulaba la Lex Apulella de Mayestate".

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César Vidal, acusado de poco riguroso

ANABEL ABRIL

http://www.elplural.com/politica/detail.php?id=770

César Vidal es autor de más de 100 libros y con cada nueva obra recibe alguna dura crítica de otros historiadores. El historiador Ian Gibson le acusa de ser muy descuidado, y el escritor Caballero Bonald (en la foto) de escribir una novela "ideológicamente detestable".

Los últimos libros de César Vidal tratan temas de mucha actualidad, como la guerra civil española, la masonería, el islam o la revolución francesa. Sus libros son siempre polémicos, no sólo por el contenido, tachado a menudo de reduccionista y simplista, sino también por su método de trabajo. A menudo es criticado por ser poco riguroso, por citar fuentes de manera inexacta o por distorsionar los hechos históricos según su conveniencia.

"Ideológicamente detestable"
La última polémica se produjo hace pocas semanas en Alicante, donde ganó el premio Ciudad de Torrevieja por su libro "Los hijos de la luz", una novela cuya trama se desarrolla durante la Revolución Francesa. El presidente del jurado, José Caballero Bonald, calificó el libro ante el público reunido como "ideológicamente destestable", después de admitir que tenía calidad literaria. Afirmó Bonald: "con la novela ganadora, el lector puede pensar que la Revolución Francesa fue una historia de maleantes y atribuir a la masonería una conspiración universal para crear una orden nueva, me parece una simplificación reduccionista".

Criticado por Ian Gibson
César Vidal mantiene un contencioso verbal con otros historiadores, como el hispanista Ian Gibson que le dedica una crítica personal en el prólogo de la reedición de su libro sobre Paracuellos, donde considera que "su trabajo es sumamente descuidado". Escribe Gibson, refiriéndose al libro de Vidal (Paracuellos-Katyn. Un ensayo sobre el genocidio de la izquierda, Madrid, Libroslibres, 2005): "traigo a colación el libro de Vidal porque es todo lo contrario a un intento de conocer y difundir la verdad de lo ocurrido en el Madrid de noviembre a diciembre de 1936. Parte de la base de que los 'rojos' son todos monstruos y que el Partido Comunista había decidido tiempo atrás llevar a cabo un 'genocidio' de burgueses españoles en el momento oportuno".

Por su parte, César Vidal dice de Ian Gibson que "no es un historiador". Y añade: "La ultima vez que coincidí con él fue en un acto en Andalucía donde yo iba a recoger un premio literario y él andaba mendigando de manera descarada que le dieran dinero para su biografía de Machado".

El historiador Víctor Guerra García tampoco le deja mucho mejor. Comentando su libro de "Los masones: la historia de la sociedad secreta más poderosa"" (Planeta, 2004), nos ha confesado que "confunde más que ayuda". Opina sobre el autor: "va por caminos trillados y rastrillados, (.) traspone lo que han dicho otros mucho antes, y sin novedades o aportaciones importantes, y eso ocultando citas, propiedades intelectuales de las que bebe de manera inmisericorde sin pagar el peaje del derecho a la cita". Según Víctor Guerra en el libro de Vidal "existe una deliberada ocultación de los trabajos de autores españoles, a los cuales luego sigue en algunos puntos a pies juntillas en sus investigaciones no dando o aportando nada personal".

Opiniones simplistas
Su postura sobre la masonería son, como mínimo, provocadoras: "se puede decir sin temor a exagerar que la corriente laicista impulsada por el gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero comparte más que de sobra el rancio anticlericalismo de la masonería".

Sus opiniones acerca de otros temas de actualidad son ya conocidos por los oyentes habituales de la COPE. Por ejemplo, en una entrevista en libertaddigital.com afirma que si Nueva Orleans "hubiese estado poblada mayoritariamente por blancos o coreanos no hubiésemos visto las escenas de salvajismo" que vimos durante el huracán Katrina.

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El historiador de la derecha, de izquierdas hace 10 años

ANABEL ABRIL

http://www.elplural.com/politica/detail.php?id=768

César Vidal, recibe hoy el premio "Voces contra el terrorismo", un galardón que comparte con el ex presidente del Gobierno, José María Aznar. El ideólogo de la derecha, de moda ahora por su revisionismo histórico, no siempre ha pensado lo mismo. Hace unos años sus escritos se identificaban con el pensamiento de izquierdas.

El periodista y escritor, director del programa "La linterna" de la COPE, recibirá hoy otro premio más: la Asociación Víctimas del Terrorismo "Verde Esperanza" de Jaén le concede el II Premio Nacional "Voces contra el terrorismo" por la "encendida defensa de las víctimas y la denuncia del terrorismo que realiza desde su programa". Junto con él recibirá el premio José María Aznar por "su apoyo constante a quienes han padecido la barbarie del terrorismo".

También se perfila Vidal como ganador del concurso "Agua para todos" convocado por el Gobierno de Murcia, según El Confidencial Digital. Y en mayo recibió el premio "Medios de Comunicación" que organiza el la organización ultraconservadora HazteOir.org.

Un protestante en la COPE
La obra y las palabras de César Vidal están siempre rodeadas de grandes polémicas. Por lo pronto, sorprende que un declarado protestante sea el responsable del programa estrella de la tarde-noche, "La linterna", en la católica emisora de la Conferencia Episcopal, COPE.

Vidal, que se ha convertido en uno de los pilares ideológicos de la derecha, forma parte, junto con Pío Moa, de la munición que utiliza el PP aznariano-léase FAES- para revisar la historia de nuestro país. Uno de sus principales argumentos: la guerra civil española no comenzó en 1936, sino en 1934, puesto que Franco no se rebeló contra la República sino contra un proceso revolucionario. Pío Moa lo explicó el pasado miércoles en La Razón: "la guerra no destruyó la democracia, sino que la democracia fue destruida por la izquierda". El revisionismo histórico se refiere también al final del franquismo: "la Transición la hizo el franquismo, no la oposición al franquismo".

Contradicciones con el pasado
Hace unos años, César Vidal escribía cosas diferentes, más identificadas con el pensamiento de izquierdas. No siempre se declaró revisionista de la guerra civil española, sino que llegó a criticar el revisionismo que minimiza las consecuencias del genocidio de los nazis.

En su libro "La revisión del Holocausto" (Anaya&Mario Mucnik, Madrid 1994), critica a Salvador Borrego porque es una autor que "se encuadra en un catolicismo marcado precisamente por la intolerancia, la agresividad y el recurso fácil a la violencia" (apéndice 1). Y en otro momento, al señalar que la editorial Fuerza Nueva editó la obra 'Derrota militar' de Borrego en España, lo explica advirtiendo que el ultraderechista Blas Piñar siempre se consideró tributario "del catolicismo intolerante que militó en el bando sublevado durante la guerra civil".

Santiago Carrillo confesó recientemente que siempre había sospechado que Vidal y Pío Moa fueron confidentes del régimen franquista.

Un historiador cuestionado
César Vidal se presenta como escritor e historiador, y como catedrático de Historia de la Logos University (EEUU), un college norteamericano dedicado a la religión. Como historiador ha sido acusado en prácticamente todos sus libros de ser muy poco riguroso, de cometer errores, de citar fuentes inadecuadas o inexistentes e incluso de plagiar otros trabajos.

Más de cien libros
Los libros que ha escrito César Vidal, que ya sobrepasan el centenar, son siempre controvertidos. Se le ha criticado su exagerada prolijidad, que sobrepasa las posibilidades de cualquier autor que pretenda ser riguroso. Un rumor -sin demostrar- le acusa de tener un equipo de personas que le ayudan a escribir: "si César Vidal leyese todo lo que ha escrito, sería mucho más culto", han dicho de él con malicia.

Polémica con Caballero Bonald
Recientemente, al recibir el premio Ciudad de Torrevieja por el libro Los hijos de la luz, el escritor José Caballero Bonald, presidente del jurado, tildó la novela de "ideólogicamente detestable". También el historiador Ian Gibson ha atacado duramente el contenido de otro libro de Vidal, sobre Paracuellos, diciendo que "no se puede escribir así la historia (...), lo menos que se puede pedir a un investigador es que compruebe sus fuentes y las cite correctamente".

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Ynestrillas considera a César Vidal y Losantos exponentes de la ultraderecha


Nacional - 30/05/2006 | Fernando Nebril
Fuente: elplural.com

"La ultraderecha existe en personas como César Vidal o Federico Jiménez Losantos". Lo dijo Ricardo Sáenz de Ynestrillas en un chat mantenido esta misma semana con lectores del portal Terra. Ynestrillas alaba a la Asociación de Víctimas del Terrorismo, de la que forma parte, y asegura que "está haciendo un trabajo encomiable, hoy día."

Apocalipsis y "levantamiento popular"

Aunque no se autodefine como como ultraderechista y dice estar "lejos de radicalismos de derechas y de izquierdas", habla en varias ocasiones, a lo largo del chat de "levantamiento popular" para superar las "aberraciones de este sistema". Ynestrillas hace un análisis apocalíptico de la realidad Española: "Todas las autonomías querrán la independencia y España quedaría reducida a Castilla. Es una cuestión que repercutirá en el factor económico, cerrarán muchas empresas, habrá paro, hambre y miseria, el caldo de cultivo suficiente para un levantamiento popular."

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César Vidal frente al Islam

Por Jorge Álvarez
BÁRAKA. Revista de arte y pensamiento sufí
http://es.geocities.com/andalus_samarqand/index.html

César Vidal Manzanares se ha convertido en poco tiempo en uno de nuestros más prolíficos historiadores. Si digo que viene escribiendo dos o tres libros por año, seguramente me quedo corto. El señor Vidal es Doctor en Historia y, aunque alguno de sus primeros libros trataba temas relativos a su auténtica especialidad, la Historia Antigua, desde hace ya algunos años viene escribiendo sobre temas bastante más recientes, como la revolución rusa, el holocausto judío o nuestra guerra civil. También se ha abonado a la moda muy gratificante y comercial de los libritos de curiosidades históricas destinados, supuestamente, a narrar episodios poco o mal conocidos. En cualquier caso, es claramente consciente de que se gana más dinero escribiendo sobre Las checas de Madrid que sobre El paleocristianismo palestino en el siglo I.

El libro que nos ocupa se debería realmente haber titulado "César Vidal frente al Islam" porque lo que en verdad se encuentra el lector en sus cerca de 400 páginas no es más que una serie de opiniones políticas personales que en los últimos años han moldeado Federico Jiménez Losantos, Gabriel Albiac y él mismo, con la colaboración ocasional de algún que otro periodista más de los que sermonean en la COPE. Esta doctrina maniquea y pueril se puede resumir más o menos así: los musulmanes son muy malos, los judíos y los americanos son muy buenos y los europeos en general, unos cobardes desagradecidos que chaqueteamos con los malos en vez de apoyar incondicionalmente a los buenos.

Con el pretexto de defender la identidad española frente a las invasiones islámicas de la Edad Media, Vidal presenta una Historia de enfrentamientos entre España y el Islam desde el 711 hasta hoy interpretándola como algo parecido a una constante histórica que con algunos altibajos dura ya casi 1.300 años y que además posee una inconfundible identidad a través del tiempo. De esta forma, la trampa está servida y es repugnante; El Cid, Fernando III el Santo, los Reyes Católicos, Don Juan de Austria, Prim o Aznar, son representantes de una causa común, de una guerra de siglos en la que Covadonga, Las Navas de Tolosa, El Salado, Lepanto, o Alhucemas no son más que episodios que la jalonan en el tiempo y se unen llegando hasta Afganistán o Irak hoy en día. De esta forma, pretende Vidal hacernos creer que oponerse a la actual guerra de Irak es un acto tan antipatriótico como sería renegar de la Reconquista.

El libro es, pues, esencialmente tendencioso y no creo que ningún historiador se lo pueda tomar en serio. Es sabido que los ensayos históricos relatan hechos para, interpretándolos de una forma y relacionándolos con ciertos criterios, demostrar alguna tesis que al autor le resulta sugestiva. Esto es absolutamente lógico, aunque la tesis sea retorcida, como en este caso. Lo que es difícil de perdonar al historiador es un relato que oculte hechos, que los distorsione, que los relacione en base a criterios caprichosos, que dé un significado distinto a hechos similares según convenga a su tesis. Todo esto hace Vidal en esta obra.

Parece bastante infantil que hoy en día, un historiador se empeñe en presentar el fenómeno del Islam como algo monolítico a través del tiempo y del espacio. Para Vidal la invasión de España en 711 comparte causas y motivaciones con la invasión de Kuwait en 1990; la batalla de Lepanto en 1571 se enmarca dentro del mismo fenómeno histórico que la batalla por liberar Kuwait en 1991 y las alianzas de Francia con los musulmanes en el siglo XVI obedecen a razones similares a las que llevaron a Francia a oponerse a la actual Guerra de Irak en el siglo XXI.

Para Vidal poco importa que España, a la que sitúa como principal paladín en la defensa de la cristiandad frente al Islam en los siglos XV, XVI o XVII, luchase en esa época tanto o más que contra los turcos contra cristianos flamencos, franceses, alemanes o ingleses. El hecho de que España fuese la primera potencia imperial del mundo en aquel entonces y que en consecuencia tuviese que abordar constantes desafíos a su hegemonía desde múltiples flancos, islámicos y cristianos, parece importarle poco o nada a Vidal.

Resulta curiosa su defensa del carácter expansionista del Islam como una amenaza constante para la paz a través del tiempo, ignorando que durante el siglo XIX y gran parte del XX todas las naciones musulmanas del mundo habían sucumbido ante el imperialismo de las naciones cristianas y eran colonias ocupadas por tropas europeas que protegían el expolio que también empresas europeas hacían de sus recursos naturales.

El estado de postración y humillación en que se vio sumido el mundo islámico entre comienzos del XIX y la descolonización de mediados del XX no existe para Vidal. La voracidad saqueadora de franceses o británicos, es irrelevante para él cuando es imprescindible tomarla en consideración para poder entender fenómenos como el nacionalismo árabe laico del tipo Nasser o Baaz.

El incondicional apoyo de Estados Unidos a Israel vetando en el Consejo de Seguridad de la ONU cualquier resolución contra el estado hebreo, o la gigantesca transferencia de dinero, armamento y tecnología que permanentemente fluye desde el coloso americano hacia Israel, tampoco son considerados como elementos que contribuyen a alimentar el resentimiento de las masas árabes hacia occidente. Vidal es capaz en su libro de defender a un tiempo que los moros fueron traicioneros y malvados cuando invadieron la Península Ibérica y que también lo fueron cuando intentaron expulsar a españoles y franceses de Marruecos.

Malos cuando invaden, malos cuando son invadidos. Para Vidal, existe una identidad de objetivos evidente entre Abderramán o Almanzor en la Edad Media y entre Abd el Krim, Ben Laden o Sadam Hussein en la era contemporánea. Poco le importa meter en el mismo saco al expansionismo bereber de los almorávides con el imperialismo otomano del siglo XVII; a la revolución nasserista con las acciones de Al Qa'eda; al régimen sunní wahabbita con la revolución chií jomeinista. A estas alturas parece bastante ridículo interpretar las tortuosas relaciones de España con Marruecos, sacándolas de sus contextos originales para introducirlas en el contexto actual obviando, además, infinidad de acontecimientos y datos históricos que arruinan su tesis.

La influencia de la invasión musulmana de España y la posterior Reconquista cristiana han dado pie a infinidad de relatos y ensayos históricos. En España, como es lógico, este episodio había sido tradicionalmente narrado en clave favorable a los cristianos. Sin embargo, a mediados del siglo pasado, las tesis de Américo Castro empezaron a cambiar esta percepción. Hoy en día, estas tesis islamófilas han calado, además de entre legiones de periodistas y comunicadores, en nuestro sistema educativo. La Reconquista es interpretada como un episodio más bien sombrío que al homogeneizar los reinos cristianos los privó de la riqueza que aportaban las otras culturas establecidas en España. Esta visión lleva acompañada otra, la utópica reconstrucción de un Al Ándalus mítico, pleno de tolerancia y foco irradiante de una cultura superior a la cristiana. Esta tesis causó y causa furor entre los círculos progresistas y demás amigos de lo políticamente correcto.

Escribir la historia de España en clave negativa ha supuesto de antiguo una tentación a la que la izquierda en general nunca ha podido resistirse. La razón es sencilla, mucho más de lo que parece. La Historia de España está en gran medida marcada por un espíritu religioso católico incontestable. La intelectualidad izquierdista española siempre ha odiado nuestras raíces cristianas. Y como negarlas es imposible, hay que tratar de demostrar que todo lo católico ha supuesto y supone para España, intolerancia, oscurantismo y atraso. España, según este pintoresco punto de vista, ha sido siempre un país ignorante y aislado de la modernidad por el poder inmenso que la Iglesia Católica ejerció tradicionalmente sobre nuestros gobernantes. Sólo cuando en nuestra Historia aparecen los primeros ilustrados, seguidos de los jacobinos afrancesados, los masones y finalmente los socialistas, podemos empezar a hablar de progreso, de justicia y de libertad.

Es en este marco sectario y de profundo complejo antiespañol en el que se inscribe la actual tesis islamófila de nuestra Reconquista. Y es cierto que Vidal defiende la tesis tradicional que entiende la Reconquista como la auténtica forja de lo Hispano. Que tritura las bobadas sobre la superioridad cultural de los invasores musulmanes y que afirma valientemente que, por más que llevasen siglos viviendo en España, su derrota y expulsión fue justa y necesaria.

Sin embargo Vidal, en este terreno, no aporta nada que hace ya décadas no hubiesen aportado, por ejemplo, dos maestros como Ricardo de la Cierva en su Historia total de España, o antes que él Claudio Sánchez Albornoz en España un enigma histórico. Además, en la obra de Vidal se echa en falta alguna opinión acerca de lo que supuso para España la presencia y posterior expulsión de cientos de miles de judíos. Hay escasísimas referencias, y ninguna merece crítica, a la permanente ayuda que los judíos brindaron a los musulmanes en la conquista de la España visigoda (pp. 79 y 111). No menciona la presencia de los judíos en los campos de batalla para comprar a los moros a los cristianos derrotados y traficar con ellos como esclavos.

Cuando denuncia las connivencias de los moriscos españoles con los piratas turcos, pasa por alto que los judíos exiliados y los marranos que permanecían en la Península conspiraban contra España, no sólo con el Sultán otomano, sino también con la monarquía inglesa, o la holandesa. Algo que en cambio, afronta con un valor desbordante Sánchez Albornoz cuando califica a los judíos de nuestra Edad Media como:

"aquella terrible plaga pública que secaba día a día la riqueza nacional".

O cuando afirma:

"Queda dicho y probado que los judíos no creaban riqueza, la secaban".

"No crearon ninguna industria, no financiaron la formación de una marina nacional, ni siquiera se arriesgaron de ordinario en el comercio marítimo, siempre expuesto a imprevisibles pérdidas. Hacían sus fortunas como usureros, como revendedores o como publicanos".

Para concluir con dos sentencias muy atinadas y hoy en día injustamente olvidadas:

"Creo por todo ello -y no he de callar mi opinión aun a riesgo de escandalizar a muchos y de incurrir en la excomunión mayor de otros- que la expulsión de los judíos hispanos fue tardía. Realizada un siglo y medio antes de 1492, habría cambiado la psiquis de los españoles y la faz económica de España".

"Allí donde emigraron los judíos y los "marranos", unos y otros fueron naturalmente, terribles enemigos del pueblo que los había odiado. El día que se examinen al por menor los daños que en todas las actividades a su alcance -desde el espionaje a la financiación de empresas militares- hicieron a España en momentos dramáticos y decisivos de su historia moderna, y se registre su persistencia en la violenta hostilidad hacia lo hispánico a través de los siglos -algo sabemos ya sobre tales daños y sobre tal hostilidad, pero es tema que merece un libro-, se comprenderá con qué razón he hablado de cuentas saldadas".

Conviene recordar para quien lo haya olvidado que Sánchez Albornoz era un exiliado republicano, de hecho asumió durante once años la presidencia de la República en el exilio. Sin embargo, atina en el blanco. Debiera Vidal ahondar en la línea de investigación del viejo maestro que también ha señalado en su obra El tercer templo Ricardo de la Cierva.

Durante siglos, desde la derrota de los invasores musulmanes, nuestros más tenaces enemigos han sido siempre naciones cristianas, las más de las veces protestantes. Franceses, holandeses, pero sobre todo ingleses, se emplearon en cuerpo y alma a destruir el poderío español en todos los rincones del mundo, y fueron los norteamericanos los encargados precisamente de darle la puntilla. Y los descendientes de los judíos expulsados participaron en esta tenaz labor de acoso al Imperio español. Los medios económicos que las finanzas judías nunca pusieron al servicio de la Corona Católica en España, fluyeron a raudales hacia las naciones que saqueaban nuestros puertos y nuestros barcos colapsando nuestra economía. Cito de nuevo a Ricardo de la Cierva:

"Con sus tres cabezas de puente en Ámsterdam, Londres y Nueva York, los judíos de Ámsterdam, en buena parte descendientes de los expulsados de España por los Reyes Católicos, meditaron y planificaron durante décadas su venganza contra España. Éste es un importantísimo acto del drama estratégico mundial en la Edad Moderna que no ha sido estudiado aún pese a su enorme interés..."

Vidal, que conoce sobradamente estas obras y a estos autores, calla deliberadamente prefiriendo inventarse una historia fantástica. Los musulmanes, a pesar de esporádicos choques con las armas españolas, a partir de finales del siglo XVI no son más que espectadores de la colosal lucha a muerte entre la España Católica e Imperial y las potencias protestantes auxiliadas y financiadas generosamente por judíos de apellidos españoles y portugueses. Otro ilustre historiador liberal, Salvador de Madariaga, analiza con rigor este fenómeno que Vidal ignora. En su celebradísimo ensayo El auge y el ocaso del imperio español en América, afirma

"Los judíos tomaron parte importante en la desintegración del Imperio Español". (.)

"Este secreto y disimulo de hombres que se sabían siempre vigilados, esta movilidad, esta capacidad para arraigar en todas las tierras y, sin embargo, guardar contacto a través de todas las fronteras, y su superioridad sobre todos sus correligionarios amén de muchos cristianos también, hizo de los judíos españoles los enemigos más peligrosos, pertinaces e inteligentes del Imperio Español". (.)

"Su actividad se polarizó contra España en los dos campos más importantes de la vida española: el religioso y el imperial. Fueron los judíos asiduos diseminadores de la Reforma; no tanto por sincero interés en la Reforma en sí como porque implicaba cisma y división en la fe rival". (.)

"Desterrados o perseguidos, los judíos se disfrazaron de cristianos pero siguieron fieles a la fe de su pueblo con admirable constancia. La Reforma fue para ellos maná del cielo. La fomentaron porque al hacerlo quebrantaban la fortaleza cristiana entre cuyos muros habían padecido tanto". (.)

"Los conversos portugueses de Amberes dieron poderoso estímulo al luteranismo desde sus primeros días". (.)

"En 1521 tenían ya un fondo para imprimir las obras de Lutero en castellano". (.)

"Otra familia sefardita trabajaba en Flandes contra España con no menos persistencia; la de los Pérez, judíos portugueses de Amberes, luteranos primero, más tarde calvinistas, lo que les valió no poca popularidad en las provincias de los Países Bajos". (.)

"Marco Pérez era el centro de un círculo de información y de influencia política, y puede considerársele como uno de los causantes de la guerra de los ochenta años entre los Países Bajos y España. A su impulso se debió la impresión de 30.000 ejemplares de la Institución de la Religión Cristiana de Calvino en castellano, y su introducción de contrabando en España dentro de barriles que venían también forrados con otros impresos de propaganda protestante. También fomentó la impresión de biblias, catecismos y otros libros calvinistas en castellano para la exportación, y mandó a España predicadores calvinistas. Estaba en correspondencia con William Cecil, el poderoso Ministro de la Reina Isabel, y en contacto estrecho con Thomas Gresham, el agente de Cecil en Amberes." (.)

"Pero ellos, aun colaborando con los monarcas españoles siempre que necesitaban su protección, seguían trabajando como enemigos políticos de España tanto en Europa como en las Indias". (.)

"Los judíos de España ayudaban a Drake en sus incursiones sobre las costas españolas. En el siglo siguiente, el judío Simón de Cáceres colaboró a la conquista de Jamaica por los ingleses..." (.)

De este siniestro personaje habla con orgullo el periodista judeomallorquín Pere Bonnín en su libro Sangre Judía:

"Simón de Cáceres, un judío español, ayudó a los ingleses en la conquista de Jamaica (...) Fue auxiliado en el asunto de Jamaica por Campoe Sabbatha y un hombre llamado Acosta. Este último era criptojudío, y se cree que Sabbatha también lo era. Cáceres sugirió formar una fuerza judía que pelearía bajo la bandera inglesa para conquistar Chile."

Todo esto lo corrobora una interesante y poco conocida obra de la época, Execración contra los judíos, en la que Francisco de Quevedo escribe al rey Felipe IV:

"Lo segundo, afirmo que sus socorros y letras antes son espías, contra las órdenes de V.M., a sus enemigos, que socorros. Siendo verdad infalible que todos los judíos de España consisten para los asientos en dos cosas, que son caudal pronto y crédito puntual: con el caudal trajinan y negocian, con el crédito socorren. El caudal, como siempre le tienen sus pecados temeroso del Santo Oficio y amenazado de confiscaciones, consiste en moneda y mercancías portátiles y siempre dispuestas a la fuga. El crédito le tienen en Raguza, en Salónique, en Ruán, en Ámsterdam; de manera que dependen para toda la puntualidad y aceptación de sus letras de los que son enemigos de V.M. Pues si son para Flandes, contra los herejes rebeldes, depende dellos propios la paga; si contra los turcos, depende de los propios turcos; si contra los franceses, depende de los franceses; si contra los herejes de Alemania, depende de los mismos herejes la judería de Praga; y si se encendiese guerra en Italia, dependerá de las sinagogas de Roma y Ligorna y Venecia. V.M. sabe si será necesario prevenir esto, pues si se presumiesen rumores entre las armas de V.M. y algunos potentados, podrían estos asentistas judíos ser desde Vuestra corte la mejor parte de sus ejércitos".

Más testimonios que demuestran quién fue durante siglos el más tenaz enemigo de España se pueden hallar en la documentadísima y voluminosa obra Los judíos en la España Moderna y Contemporánea, del reputado antropólogo Julio Caro Baroja quien afirma sin titubeos:

"Y puede decirse que de las (familias judías españolas y portuguesas) que se afincaron en Holanda, Inglaterra y otras partes, de mediados del siglo XVII a mediados del XVIII, surgió, en gran parte, el cuerpo de doctrina que en punto a la Inquisición, la monarquía española, etc, se admitió como bueno en la Europa protestante hasta nuestros días: el "marrano" tomó fuerte y justificada venganza de su país de origen en cuantas ocasiones pudo". (.)

"Si los judíos fueron aliados de los árabes contra los visigodos, sus descendientes lo fueron contra la monarquía española, ora de los turcos, ora de los holandeses, ora de los ingleses y aun en tiempo de Richelieu, de manera más privada, de los franceses. Los hechos son conocidos y no hay que recurrir a los textos hostiles, ni a las justificaciones de los apologistas de Israel para conocerlos en toda su extensión. Ya se ha indicado antes que en ciertas combinaciones diplomáticas de los turcos contra España intervinieron judíos escapados de la Península a mediados del siglo XVI. Posteriormente, los conversos del Brasil, en relación con los judíos asentados en Ámsterdam secundaron los planes de los holandeses en sus ataques a los puertos de aquel país defendidos por portugueses y españoles. Se saben incluso los nombres de los que actuaron como espías y expertos cuando el ataque de Bahía (1623), la toma de Pernambuco, etc."

Más datos de este conflicto del que la gran mayoría de los españoles no ha oído ni hablar, los aporta el catedrático de Historia norteamericano Philip W. Powell, Profesor Emérito de la Universidad de California, Santa Bárbara, en su interesantísimo estudio Árbol de odio, la Leyenda Negra y sus consecuencias en las relaciones entre Estados Unidos y el Mundo Hispánico:

"Al salir de España, muchos judíos se fueron a Italia, los dominios musulmanes, los Países Bajos, Alemania y Francia, lugares donde iba aumentando la receptividad a la propaganda y acción antiespañola. En sus nuevos lares, los judíos hicieron afanosamente cuanto estuvo a su alcance para dañar el comercio español, y dieron ayuda a los proyectos musulmanes de desquite por la derrota de Granada. Y la erudición judía y dialéctica reconocida en materias teológicas, fueron puestas a veces al servicio de la Revolución Protestante, que proporcionó a España tanta angustia". (.)

"Una extensión de este espionaje fue la estrecha relación entre los sefarditas holandeses y el establecimiento de su gente en Inglaterra, hacia mediados de siglo (XVII) y en vísperas de la ofensiva cromwelliana contra las Indias Occidentales españolas. Cromwell supo aprovechar, como en la época isabelina lo hiciera Cecil, los servicios de espías judíos que conocían las lenguas y tenían contactos secretos tan valiosos para hacer efectivos los ataques". (.)

"Antes de finales del siglo XVII, la acción hebrea contra España se había proyectado a lo largo de tres líneas principales:

1. Extensa y muy influyente actividad por medio de publicaciones con fuertes características antiespañolas.

2. Acción en el comercio y en el espionaje para ayudar a los enemigos de España en la guerra y en la diplomacia.

3. Intensiva promoción de la mezcla de anti-Roma con anti-España, para hacer sinónimos ambos canales de concepto y acción. Esta última faceta no fue un monopolio judío en modo alguno, pero el sefardita tenía especiales fundamentos para ello, y la fusión del odio papista y el odio español, en la atmósfera anglo-holandesa, fue altamente atractiva para los judíos". (.)

Que este odio antiespañol ha perdurado en el corazón de los judíos más allá de lo que podríamos imaginar resulta difícil de creer pero cierto. Todos los historiadores judíos que han escrito sobre el pueblo de Israel, han seguido cargando las tintas sistemáticamente contra España a la menor ocasión. Como ejemplo, una pincelada recogida de la obra de Werner Keller Historia del Pueblo Judío, tal vez el manual de historia judía más internacionalmente conocido.

"Cuando en 1898 estalló la guerra de América contra España a causa de la isla de Cuba, muchos judíos se presentaron voluntarios. Constituyeron la mayoría de los soldados pertenecientes al regimiento de voluntarios reclutados en Nueva York, y en Filadelfia formaron una legión judía. Cuatro siglos después de que, en 1492, año de la expulsión de los judíos de España, Luis de Torres fuera el primero en pisar el suelo de las Indias Occidentales, el destino quiso que los judíos lucharan al lado de la potencia que expulsó para siempre a España del Nuevo Mundo: perdió la isla de Cuba y el resto de sus posesiones en las Indias Occidentales."

Podríamos, pues, concluir que España tuvo, efectivamente, un enfrentamiento secular con el Islam. Entre el 711 y 1492, España se forjó a sangre y fuego en una irrenunciable vocación europea y cristiana que la llevó a una lucha titánica de ocho siglos para defender una identidad que no estaba dispuesta a perder. Ningún otro país de Europa se ha visto enfrentado a un desafío semejante y ninguno ha opuesto tanta y tan prolongada resistencia a un invasor islámico.

Sin embargo, la España que surge de la Reconquista es ya la España Imperial. Su vocación expansiva la hará chocar, efectivamente con el Imperio otomano, que intentaba a su vez, expandirse hacia el Mediterráneo occidental. Pero esta lucha contra el turco ya es una lucha entre imperios. España se enfrentará sucesiva y a veces simultáneamente a otomanos, franceses, ingleses, holandeses...

Pero si a partir del siglo XVI alguien realmente socavó el poderío español tenazmente, en una continua lucha de hostigamiento y desgaste que duró siglos, no fue el Islam, sino la alianza más o menos encubierta del mundo anglosajón protestante con el mundo judío.

Vidal, no lo olvidemos, aunque español, es protestante. Siente una veneración casi patológica por el mundo anglosajón y su cultura, a la que considera, desde una óptica bastante racista, muy superior a la española católica. Además, considera a los judíos, como es lógico en una cosmovisión tan simple, aliados y amigos de un occidente que los Estados Unidos tienen el derecho y también el deber de liderar. Este libro, bajo una aparente intención patriótica, no es más que un burdo intento de subordinar nuestra historia a los intereses de la política exterior norteamericana.

Por otra parte, el libro está escrito demasiado deprisa. El estilo es plano, repite de forma casi textual ideas y frases constantemente dando la sensación de que piensa que de otra manera los lectores no comprenderían sus argumentaciones. Utiliza latiguillos recurrentes que resultan bastante molestos, como "este tema excede del objeto del presente estudio", "al fin y a la postre" o "a la sazón", expresión esta última no muy común en castellano, que sin embargo se repite en el libro hasta treinta veces.

No obstante, el libro es entretenido; aporta, en el plano positivo, una visión patriótica de la Reconquista, lo que hoy no es frecuente, sirve como resumen histórico y manual de consulta de nuestros conflictos terrestres y navales con marroquíes y otomanos y, por supuesto, hará las delicias de todos los derechistas americanófilos y judiófilos, que por cierto son muchos y andan un poco alicaídos. Este libro les ayudará a salir de la actual melancolía en la que los han sumido los acontecimientos recientes.

 
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